La participación andaluza en la EIA





Desde el principio estaba prevista la participación de las distintas regiones españolas y provincias andaluzas en el Certamen sevillano. Pero no es hasta 1927, cuando acuciados por la proximidad de la inauguración del evento, prevista en esas fechas para el año siguiente, cuando se toma realmente conciencia de ello y se inician las gestiones en las provincias que habían demostrado interés concurrir al mismo.

La profunda crisis económica, en que se encontraba inmersa España en general y muy en particular la región andaluza desde el siglo XIX, es el hecho que hemos de tener siempre presente, para comprender la cantidad de dificultades que tuvieron que resolver cada una de las provincias para poder estar presente en la Exposición. Teniendo en cuenta esta precaria situación económica, todas pusieron su ilusión en la Exposición para poder superar esta profunda crisis.

Imagen aérea de la Plaza de los Conquistadores con la distribución de los pabellones andaluces

A excepción de las representaciones cordobesa y sevillana, el resto de ellas decidió construir sus pabellones de forma provisional, al igual que los regionales, la mayoría de los arquitectos diseñaron edificios tomando detalles de los monumentos más significativos de cada una de las provincias. Solo tres de ellos no recurren a la copia fácil y el reclamo publicitario, son los diseñados por Torres Balbás para Granada, Guerrero Strachan en el de Málaga y Vicente Traver para el de Sevilla. En el caso del edificio sevillano, es curioso que, mientras el Comité exigía a las provincias participantes que sus pabellones reflejaran la arquitectura propia, éste fue diseñado inspirándose en el barroco levantino. Cada pabellón constituía una visión propia de la provincia que se quería ofrecer al viajero incluyéndose en casi todos una oficina de turismo, con gran cantidad de material fotográfico y reconstrucciones de monumentos históricos.

En el Certamen estuvieron presente las ocho provincias andaluzas, estando ubicados todos los pabellones en el Sector Sur del recinto, conformando junto a las representaciones regionales, la Plaza de los Conquistadores; a excepción del de Sevilla, construido junto a la portada principal en la Glorieta de San Diego, por su condición de provincia anfitriona.

La suerte corrida por las distintas representaciones, fue diversa, desde la del malogrado Pabellón de Almería que ni siquiera pudo ser inaugurado, y que estudiaremos mas detenidamente, hasta las magníficas exposiciones artísticas y constructivas de los Córdoba y Granada. De todas estas construcciones solo nos ha quedado el Pabellón de Sevilla, constituido por los actuales Casino de la Exposición y Teatro Lope de Vega, y del de Córdoba su torre, que aún mantiene en pie su airosa figura en la Avd. Reina Mercedes dentro del complejo de edificios universitarios. 

Sobre el estudio de la participación de las provincias andaluzas, existen algunos estudios particulares como los realizados por Encarnación Lemus López y María Luisa Bellido Gant relativos a la participación de Córdoba, el de José Luis Barea que trata la representación granadina, o el de José Leonardo Ruiz sobre Almería. Basándonos en estos, se ha procedido a sintetizarlo, a fin de tener una visión general sobre cada una de las representaciones. 

Aparte de estos estudios, no se posee más documentación que la obrante en los Archivos de la Exposición y en algunas Diputaciones o Ayuntamientos, los cuales en la mayoría de los casos son escasos, secundarios e inconexos, reducidos a pequeñas referencias de carácter administrativo y de contenidos y estilos.
Ubicación de los pabellones de Málaga, Huelva, Cádiz y Granada. También se aprecian los de las Diputaciones Vascas, actual Pabellón Vasco, frente al Pebellón de Castilla y León.

Para el estudio de los contenidos de los mismos, se ha utilizado principalmente el Catálogo y Guía Oficial de la Exposición, así como la información que apareció en la prensa local y folletos publicitarios sobre las exposiciones de algunos de los pabellones.

Los datos obtenidos son escasos, ya que los catálogos o guías publicados, se hicieron antes de la apertura de las puertas de ellos. Los artículos periodísticos, además de utilizar un leguaje fatuo, rara vez sinteriza de forma clara los productos o artículos expuestos, limitándose a copiar lo publicado en los catálogos oficiales.

La amplitud del texto de algunos pabellones, en relación con otros, no significa mayor contingente expositivo sino mayor información.

Por último indicar, que el estudio sobre el Pabellón de Sevilla, aunque se trata en este apartado, por su naturaleza entre otros motivos, se debe considerar como perteneciente a la obra constructiva del Comité Ejecutivo, además de ser el organismo encargado de su construcción, por el carácter representativo del mismo.

Además de estos pabellones representativos de las provincias andaluzas, el Ayuntamiento de Jerez, promovió la construcción de un edificio bajo el nombre de ”Pabellón Jerez”, que sirviera de escaparate de la producción vinícola, siendo levantado por las empresas bodegueras de la zona. Dado el carácter eminentemente comercial de éste, se estudia en el apartado de los pabellones comerciales de esta obra.

El pabellón Jerez, se construyó en la Avd. de la Raza, frente al Parque de Atracciones y junto a los comerciales de Industrias Valencianas y el de la Sociedad Española de Construcción Naval.


El Pabellón de Córdoba aún en construcción, tras éste la fachada del Pabellón de Jaén, por donde accedía el público en general. En el ángulo inferior izquierdo el Pabellón de Murcia y Albacete y en el ángulo superior derecho la Avd. Reina Mercedes donde permanece como único vestigio de todas estas construcciones la torre del pabellón cordobés.


- Pabellón de Almería



Fachadas principal y lateral del Pabellón de Almería. (Ilustración Exposición Iberoamericana. Album Artístico)

A fin de dirigir la corriente turística que estaba prevista se desarrollara durante la Exposición Iberoamericana, las provincias andaluzas prepararon sus representaciones en el Certamen sevillano, excepto Almería que se mantuvo apática a todos estos acontecimientos sin que sus instituciones tanto públicas como privadas, tomaran cartas en el asunto. 


A esta falta de atención oficial sobre el tema, habría que añadir el inexistente movimiento ciudadano con preocupación sobre el mismo, lo que propició que a pesar de los artículos aparecidos en la prensa local, se tardó en reaccionar e intentar superar la crisis económica del momento, mediante una buena propaganda sobre las excelencias de sus productos agrícolas como la uva, los minerales, la belleza artística, su clima, etc., que tuviera como objetico sacándola del su marasmo económico y empresarial.


No es hasta el 27 de Febrero de 1928 cuando la Diputación Provincial acuerda concurrir a la Exposición. Evidentemente que el gran problema de la participación en el Certamen no era otro que el económico, por ello decide que su presencia sea conjunta con las otras provincias que aún no habían decidido hacerlo en solitario (Huelva, Cádiz y Jaén), al objeto de disminuir los costos, acordando aportar cada una de ellas 80.000 pts., para la construcción del pabellón más gastos de ornamentación. 


Finalmente en sesión del Comité celebrada el 26 octubre de ese año, se conoció que la Diputación de Almería concurriría a la Exposición en solitario, llegándose a un preacuerdo entre la Comisaría Regia y la Diputación, para que ésta provincia construyese un pabellón provisional. 


Se remiten datos para la confección del proyecto del mismo donde se expondrían los productos de la provincia, estimándose el costo de las obras en 35.000 pts., aproximadamente más gastos de decoración y mantenimiento. La Diputación consignó 90.000 pts. en su presupuesto ordinario, para los gastos que ocasionara esta concurrencia, distribuyendo la mitad de ellos a los municipios y el resto a los expositores. El ambiente era pues propicio, y se intensificó la campaña periodística en busca de colaboración entre las fuerzas vivas y las Cámaras Minera, Uvera y de Comercio.



Fachada Principal y planta del Pabellón de Almería. La zona sombreada corresponde a la ampliación del edificio. (Archivo Municipal de Sevilla)

El diseño del edificio fue realizado por Mariano González de Rojas, arquitecto de la Archidiócesis de Sevilla, catedrático dibujo de la Escuela Superior de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría y miembro de su Real Academia.

El pabellón se ubicó en una parcela de 400 m2 en la zona de la Plaza de los Conquistadores, en la Avd. de Panamá junto a las Galerías Comerciales Nacionales, el autor procurando mantener la tradición histórica reprodujo la Alcazaba almeriense con aspecto ruinoso, su edificio más representativo. En su exterior se había recreado torreones circulares, una torre del homenaje, y portones y ventanas, apuntadas y saetera, todo ello mezclado de forma idealizada.

Según la memoria del primitivo proyecto, antes de su ampliación, el interior del edificio estaba dispuesto para exponer los distintos objetos, de tal manera, que los dos medios torreones que se encontraban situados en la fachada principal, pudieran alojar dos salas circulares, con comunicación a dos galerías cubiertas; la de la izquierda acababa junto a la torre del homenaje de forma cuadrada, donde se alzaría el pendón de la ciudad; mientras que la situada a la derecha terminaba en un pabellón de forma cuadrada cubierto con teja a cuatro aguas. Antes de esta sala, se situaban los aseos, y al fondo junto al arco que unía la torre del homenaje con el resto del edificio, se situaron dos habitaciones destinadas a despacho y dormitorio del personal de servicio en el pabellón.


Alzados de las fachadas laterales izquierda y derecha. (Archivo Municipal de Sevilla)

En el centro se situó el patio de forma rectangular, donde se pensaba ubicar las exposiciones de objetos que pudieran permanecer a la intemperie, como mármoles, mineras y otros productos.

La construcción de carácter provisional, se realizó con entramado de madera interior y las murallas huecas a base de dos tabiques con revoco e imitación de piedras en la parte exterior, las cubiertas de las galerías serían soportadas por pilares de pie cuadrado de ladrillos con revoco igualmente imitando la piedra. Para la iluminación se utilizarían faroles de estilo. Estando prevista su finalización a finales de febrero de 1929.

No obstante estaba prácticamente concluido semanas antes de la apertura del Certamen, cuando llegan a la Comisión provincial, noticias sobre las dimensiones del pabellón consideradas inferior a las acordadas en su día. En un telegrama del ingeniero de la Exposición Eduardo Carvajal de 01 de abril de 1929, dirigido a la Diputación almeriense sobre las medidas dice que la planta del pabellón es 10 x 10,5 metros, con una superficie cubierta 76 m2 y la descubierta de 29 m2.

Se solicitó informe a la Comisaría Regia sobre la construcción, la cual autorizó, en el mes de agosto de 1929, la ampliación del mismo hasta un total de 250 m2 sin aumento en el precio contratado. Este proyecto de ampliación lo realizó el arquitecto de la Diputación Provincial Antonio Zobara, se sabe que su ejecución fue rápida, ya que el 30 de Octubre de 1929 se firmó el acta de recepción del pabellón.

Esta modificación consistió en la ampliación tanto del ala izquierda y posterior en unos cuantos metros, consiguiéndose ampliar los espacios interiores en tres salas más de exposición, una alcoba y un vestíbulo. En el plano adjunto se puede apreciar las zona ampliada respecto al primitivo proyecto.


Fachada trasera del pabellón.(archivo autor)


A pesar de tener ya terminado el edificio, aún no se había conseguido la colaboración de las distintas entidades para la exhibición de productos, como la Cámara Oficial Uvera, que había prometido aportar 500 barriles de uvas, para confeccionar bolsitas para regalar a los visitantes, pero por falta de colaboración de los productores no fueron enviadas, achacando la falta de fruto. 

Tampoco fueron productivas las solicitudes de objetos a la ciudadanía, de modo que entre lo cedido y lo adquirido, en el mes de enero de 1930, fueron enviado los objetos que habían de figurar en el pabellón, entre ellos varios cuadros, que por la prensa sabemos que el pintor de retratos Alonso Sanz, donó dos de sus cuatros para que fueran expuestos en el pabellón, se trataba de una “maja” y un “bohemo español”. Las maquetas del puerto de Almería, del cultivo de la parra y exportación de la uva, realizadas por el artista almeriense Álvarez Lloret, al igual que el escudo de Almería que adornaba el pórtico del pabellón, además de objetos artísticos de mármol de Macael y el Pendón Real de Vera. 

Debido al fin de la dictadura primorriverista, en el mes de Febrero, se constituyeron los nuevos Ayuntamiento y Diputaciones,lo que produjo la negativa de seguir colaborando con manifestaciones de la Dictadura. Así tras una inspección realizada el 26 de Marzo de 1930, se decidió que debido a los defectos de construcción y la inexistencia de objetos y productos representativos almerienses, así como a la falta de recursos y tiempo para efectuar algunas reformas, dar por finalizada la participación en el Certamen, acordando clausurar el pabellón tres meses antes que lo hiciera la Exposición.

Por último decir que el 8 de Enero de 1931 fue inspeccionado el pabellón por la Comisión Liquidadora para su conservación o destrucción, en el informe se dice:

“Construcción de carácter provisional que consta de patio y 9 salas laterales y servicios sanitarios. No puede ser utilizado para otros fines. Construcción de correcto provisional que para su mantenimiento habría que hacer constantes obras de conservación.”

El edificio fue demolido en mayo de 1932. 

En definitiva fueron varios los factores determinantes que produjeron esta desastrosa actuación. Por un lado el problema de la consecución de fondos económicos y de participación, tanto a nivel público como privado, debido a la falta de adhesión al ideal del Descubrimiento, como ocurría en otras provincias. Y por otro, la falta de unidad entre estas en cuanto a la valoración de las posibilidades que el Certamen podría tener sobre Almería.





Bocetos del pabellón aparecidos en la prensa. (Ilustraciones de El Liberal de 23 de noviembre de 1928)

BIBLIOGRAFÍA
- LA EXPOSICION IBEROAMERICANA A TRAVES DE LA PRENSA (1923-1929). Encarnación Lemus López
- VIVIR EN SEVILLA, Nicolás Salas. Diario de Sevilla 28 de Marzo de 2004
- HISTORIA DE LA EXPOSICIÓN IBERO AMERICANA DE SEVILLA. Eduardo Rodríguez Bernal.
- Fondos de la Hemeroteca. Los Pabellones de la E.I.A. Villar Movellán

-Archivo Municipal de Sevilla. Exp. PABELLON DE ALMERIA. ROLLO 713.- fotograma del 335 al 378.
- ALMERIA Y LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE SEVILLA DE 1929-1930. José Leonardo Ruiz Sánchez (Actas VI Jornadas de Andalucía y América)
- Sevilla en tiempos de la Exposición Iberoamericana. Nicolás Salas
- Ruta informativa para visitar los pabellones. Nuevo Día de Cáceres 10 de Septiembre de 1929
-Sobre el Pabellón de Almería en la Exposición Iberoamericana. Crónica Meridional 25 de agosto de 1929
-El Pabellón de Almería en la Exposición Iberoamericana. Crónica Meridional. 27 de marzo de 1930
- El Pabellón almeriense en la Exposición Iberoamericana. Diario de Almería. 28 de abril de 1929
-En los dominios embrujados del arte. Diario de Almería. 3 de mayo de 1929.
-El Pabellón de la provincia de Almería en la Exposición Iberoamericana. El Liberal. 23 de Noviembre de 1928 Pág 1.
-De la Diputación. El Mediterráneo. 24 de agosto de 1929.
-De la Diputación. Crónica Meridional, 27 de marzo de 1930 Pág 4
-Se reúne la Comisión Provincial. El Pueblo. 8 de marzo de 1930

- Pabellón de Cádiz


Pabellón de Cádiz. (Postal de la época)

El puerto de Cádiz, se habría de convertir en el puerto principal donde gran parte de las mercancías y viajeros procedentes de América desembarcarían para visitar la Exposición Iberoamericana, siendo este el principal motivo de la mayor implicación de los organismos públicos gaditanos en el Certamen sevillano. Así el esfuerzo municipal se centró en las obras llevadas a cabo para adecentar la ciudad con las intervenciones urbanísticas en los paseos de la Alameda y Canalejas, la plaza de Isabel II y la Plaza de Toros; este plan de reformas incluyó la construcción de grupos escolares, y mercados, e incluso la municipalización de los abastecimientos de agua y de fluido eléctrico, como avance y voluntad de la ciudad al proyecto americanista.

Previamente, en septiembre de 1928, el ayuntamiento gaditano había presentado, para su aprobación, al Comité de la Exposición el proyecto de su pabellón representativo, una vez desechada la idea de concurrir en una instalación conjunta con las provincias andaluzas de Huelva, Almería y Jaén. El proyecto fue diseñado por el arquitecto provincial Juan Luís Romero Aranda, con una superficie de 201,50 m2. en una parcela de 360 m2, teniendo como presupuesto para su construcción 100.000 pts.

El 30 de enero de 1929, apareció en la prensa la noticia de que el Presidente de la Comisión Provincial Pro-Exposición Iberoamericana de Cádiz, había solicitado al Alcalde de dicha capital planos y reproducciones de las obras de reformas realizadas en la ciudad, para que figuraran en el pabellón de la provincia, además de pedirle que destinara a dos guardias urbanos para el servicio del pabellón.

El pabellón representativo de la provincia de Cádiz, estuvo situado entre los pabellones de las provincias Huelva y Granada, con trasera a la Avenida de Costa Rica, dando su fachada frente a uno de los laterales del Pabellón del Patronato Nacional de Turismo.

Pabellón de Cádiz. (Postal de la época)

De estilo Regionalista con reminiscencias barrocas, el autor se inspiró en el barroco gaditano, erigiendo un edificio cuya volumetría se compone de tres cuerpos, el principal de una sola altura y de planta casi cuadrada, con abombamiento en las fachadas laterales; en éste cuerpo se encuentra inscrito un torreón terminado en cúpula a la derecha de la fachada principal. Por último en el eje central del edificio, se le añade un tercer cuerpo de forma rectangular y perpendicular al mismo, elevado en altura por dos plantas, rematado por un ábside situado en la fachada posterior. 


Reconstrucción de la planta del edifico y los cuerpos que lo componían.

El autor con un diseño muy acertado, toma elementos fácilmente reconocibles de diferentes edificios de la ciudad, incluyendo la Catedral de Cádiz, la Iglesia de San José, y de una finca del Paseo de Canalejas, e incluso copia en una de sus fachadas una ventana típica del alfoz gaditano. Estas construcciones generalmente responden a los modelos barrocos y neoclásicos gaditanos, con fachadas encaladas a las que se abren ventanales y se rematan con azoteas coronadas por pináculos.

La puerta de acceso situada en la fachada principal, cuenta con una portada compuesta de pilastras y jarrones con flores y frutos, rematada por el escudo de la ciudad y frontón mixtilíneo. 

A la derecha de la portada, se encuentra una original torre a modo de campanario, coronado por una pequeña cúpula semiesférica sobre un tambor octogonal. Éste, presenta secciones de columnas con capiteles corintios y fuste liso, sobre éstas, un entablamento individual. Las columnas sobresalen del tambor creando zonas que se adelantan y otras que se retraen y que se rematan con jarrones. En los intercolumnios vemos vanos formados por arcos de medio punto. La cúpula remarca su verticalidad con sus nervios, las cuales siguen la línea de las columnas del tambor antes mencionado. En la cima, una linterna constituida por ménsulas, corona el conjunto.

Vista desde uno de los ángulos del Pabellón de Cádiz. (ilustración Exposición Iberoamericana. Album Artístico)

La torre de planta cuadrada, no practicable al público estaba apoyada sobre la cubierta de la primera planta, se guarnecen en sus esquinas con pilastras lisas de orden jónico coronadas por bolas; entre ellas se sitúa una hornacina vacía, bajo un frontón partido cuyas cornisas laterales se enrollan en volutas para acoger un jarrón con frutos.

Esta composición de la fachada es muy semejante a la que utilizaría el arquitecto gaditano Antonio Sánchez Esteve para el Colegio Campo del Sur, edificado en 1.930, he inaugurado ocho años mas tarde.

A la izquierda de la fachada se abre hueco de ventana apaisada enmarcada por cornisas formando ángulos y rentada por un elemento barroco.

En las fachadas laterales se instalaron amplios ventanales, en la parte abombada de éstas, soportados por dos columnas corintias y baranda metálica a modo de balcón.

Las cubiertas estaban resueltas a la andaluza, situando una montera, que junto a los ventanales que circundaban la planta alta del segundo cuerpo, proporcionaban iluminación natural a este salón central.




La Adoración de los Reyes de la Viuda de Cervera. (Fototeca Universidad de Sevilla)



La Adoración y la Anunciación de la Catedral de Cádiz. (Fototeca Universidad de Sevilla)

Según la prensa, en una de las salas del pabellón, se había recreado uno de los elegantísimos salones con que contaba el Casino de la ciudad, y entre las obras expuestas se podían destacar, algunas piezas romanas y pinturas del Museo de Bellas Artes y del Museo Iconográfico, también tenía una sección dedicada a Cádiz de 1812 y otra con fotografías de la provincia. En artísticas vitrinas se mostraron un ejemplar del sainete de Castillo “El Café de Cádiz”, y unas cartas escritas por el beato fray Diego de Cádiz, entre otros documentos y condecoraciones de otras épocas.

También se mostraba artístico y rico mobiliario realizado en los talleres Campe, así como objetos y tapices procedentes de Larache y Arcila en Marruecos, mármoles y jaspes de Arcos, y una exhibición de los importantes cultivos algodoneros de la provincia.

Como curiosidad, se había montado una sala con el mobiliario del saloncito de damasco amarillo de la Casa de la Aduana, residencia de Fernando VII durante su estancia en Cádiz en 1823, cuando esperaba del duque de Angulema la reintegración del absolutismo.


Crucifijo y San Vicente Ferrer del Convento de los Dominicos.(Fototeca Universidad de Sevilla)

BIBLIOGRAFÍA
- LA EXPOSICION IBEROAMERICANA A TRAVES DE LA PRENSA (1923-1929). Encarnación Lemus López
- VIVIR EN SEVILLA, Nicolás Salas. Diario de Sevilla 28 de Marzo de 2004
- HISTORIA DE LA EXPOSICIÓN IBERO AMERICANA DE SEVILLA. Eduardo Rodríguez Bernal.
-Para la Exposición de Sevilla. El Iris, 18 de marzo de 1929 
-En el Pabellón de Cádiz. El Noticiero Gaditano. 13 de mayo de 1929 
-Paginario de la Exposición. HUELVA Y CADIZ. La Libertad. 9 de junio de 1929, página 3.
-Marruecos en Sevilla. La Libertad. 14 de marzo de 1929.
- Lo que fue la Exposición Iberoamericana. Fernando Real. El Correo de Andalucía. Agosto 1963

- Pabellón de Córdoba





Pabellón de Córdoba (Fototeca Universidad de Sevilla)

El Comisario Regio Cruz Conde, como buen cordobés, presionó para que la presencia de su ciudad natal estuviera bien representada en el Certamen sevillano, por ello no escatimó esfuerzos para conseguir los fondos necesarios de los distintos organismos oficiales, y no dudó en enviar al Vocal interventor del Comité Nicolás Díaz Molero a la ciudad de los califas para tal fin.

El pabellón fue proyectado por el arquitecto municipal cordobés Carlos Sáenz de Santamaría, con una superficie de 614 m2, incluyendo la terraza y las escalinatas, sobre una parcela de 1100 m2. La primera ubicación se situó en la avenida de las Delicias, frente a los jardines de dicho nombre, a la izquierda de la entrada a la Plaza de América por esta avenida, que le fue ofrecida al arquitecto del pabellón el 28 de mayo de 1928, cambiando su situación al entorno de la Plaza de los Conquistadores, al modificarse el proyecto de construcción del pabellón, en agosto de dicho año, con carácter permanente, ya que en el entorno del Parque solo podían ser construidos como permanentes los edificios representativos a las naciones participantes y lo oficiales. 

Primer diseño de la Casa de Córdoba. (La Voz. Diario gráfico de información)

Esta circunstancia hizo que al final esta parcela le fuera concedida a las compañías cafeteras de Colombia para que edificaran allí su original pabellón. 

Este cambio de emplazamiento, lo situó en la Avenida de Venezuela (actual Avd. Reina Mercedes) junto a los Pabellones de Murcia y Jaén y frente al Barrio Moro, en los terrenos alquilados a los hermanos Camino para la Exposición, y que el Ayuntamiento hispalense tenía propósito de expropiar, motivo éste por el que se le concedió la autorización para que su construcción fuera permanente. Subyaciendo el interés por esta lugar porque estaba previsto que en un futuro se estableciera en esta zona del Sector Sur la Feria de Abril, permitiendo ser utilizado el pabellón no solo durante el Certamen, sino durante las fiestas que allí se celebrasen.

Vista aérea con indicación de la situación del Pabellón de Córdoba, a la derecha de éste la actual avenida Reina Mercedes y el Barrio Moro, a la izquierda el Pabellón de Murcia y detrás el de Jaén. (ICAS. Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Sánchez del Pando)

Establecido tanto el lugar como el carácter definitivo del pabellón, se inician las obras siendo la empresa de Enrique Vázquez Nieto las designada para su ejecución, entre las condiciones del contrato se encontraba la de tenerlo cubierto y concluido exteriormente para el siete de mayo, y totalmente terminado en el mes de agosto de 1929 lo mas tarde. 

Su construcción estuvo salpicada de una serie de incidencias e imprevistos que retrasaron la terminación de la obra, a finales de noviembre de 1929, le fue rescindido el contrato a la empresa constructora ante la lentitud de las obras, siendo terminada su construcción bajo la dirección de Vicente Traver y por el sistema de destajo, estando terminada el 7 de febrero de 1930, inaugurándose oficialmente el 18 de febrero, escasamente cuatro meses antes de la finalización de la Exposición. 

La obras fueron costeadas por el Ayuntamiento con un presupuesto para su construcción que ascendió a 400.000 pts., corriendo a cargo de la Diputación los gastos de mobiliario, instalación y conservación por mas 100.000 pts., 

Su autor lo diseñó con exquisitez, queriendo reflejar en su arquitectura las características de la ciudad, y siendo Córdoba eminentemente árabe se basa en su principal monumento la Mezquita, para las líneas generales de la composición, desde la entrada hasta los techos, superponiendo componentes arquitectónicos bebiendo de la fuente de la arquitectura califal, destacando la bóveda de la cúpula de la nave principal, que reúne claramente elementos del mirhab de la Mezquita cordobesa, y reproducción de la torre alminar de la iglesia de San Nicolás de la Villa, aunque no corresponda su estilo al resto del edificio, evocando claramente el carácter historicista que se aprecia al fusionar en clave ecléctica de ambos lenguajes arquitectónicos.

Fachada posterior del pabellón cordobés. (Catálogo oficial Exposición Ibero-Americana. 1929-1930)
El edificio se componía de planta baja y semisótano que ocupaba solo una pequeña parte del edificio, proyectada esta última como vivienda del conserje, compuesta de cocina, comedor, dos dormitorios y aseo, así como un almacén y los servicios públicos del pabellón.


En la planta baja, tras franquear el vestíbulo, y adentrarnos en el interior del pabellón se encontraba a la derecha un salón para las visitas y las escaleras de acceso a la torre, y al fondo el espacio que ocupó la sala dedicada al pintor cordobés Julio Romero de Torres. El edificio se desarrolló hacia el lado izquierdo con una sucesión de tres salones, los dos extremos también de estilo árabe con artesonado y lucernarios, siendo el central el gran salón con cúpula evocando el Mirhab nuevo y dependencias secundarias alrededor de estos, es digno de mencionar el tratamiento de los techos y bóvedas del pabellón. 


Planta del edificio y distribución de los espacios.


En la parte del edificio donde se encontraban los salones, en los muros de la izquierda, existían dos salas octogonales convertidas en capillas en las que se exponían las magníficas obras de platería cordobesa, y una muestra de la riqueza artística y artesanal de la provincia, como por ejemplo, numerosos trabajos de filigrana, repujado, hierro artístico y joyería fina. Culminando su extremo en cuerpo de forma semicircular como acceso al exterior, formado con arquería de medio punto sobre columnas de mármol y escalinata rodeando a éste, que se inspiraba en el porche del patio de los Naranjos de la Mezquita cordobesa. 


Alzado de la fachada posterior y sección del Pabellón de Córdoba. (Archivo Municipal de Sevilla)

La planta del pabellón es de forma irregular, situaba el acceso principal en el extremo de una de las fachadas junto a la torre-alminar. Su construcción se ejecutó con muros de carga de ladrillo macizo, sobre cimentación a zanja corrida de hormigón. El forjado de los pisos se realizó con vigas de acero, y las cubiertas resueltas a la andaluza. Los pavimentos de los salones principales en mármol blanco y las dependencias de servicios y la vivienda del conserje con baldosas hidráulicas. 

Las terminaciones de los paramentos se realizan con enfoscados de cemento y los revocos imitando la piedra, empleando en la decoración de ciertos elementos y de la tracería, la piedra artificial o la escayola, según fuera para el interior o el exterior.


Plantas de techos, bóvedas y semisótano del pabellón cordobés. (Archivo Municipal de Sevilla)

La torre-alminar, reproduce a la existente en la iglesia parroquial de San Nicolás de la Villa, en la capital cordobesa. Esta iglesia fue erigida por San Fernando en la conquista de Córdoba en 1236 sobre una mezquita existente. La torre pues fue primitivamente el alminar árabe de la mezquita, de cuya época se conserva el primer cuerpo cuadrangular. El estado actual, de la torre originaria, se debe a la intervención que en ella se hizo en 1496, el cual consistió en añadir un segundo cuerpo octogonal, sobre el primitivo, rematado por una cornisa de arquillos apuntados sobre la que se levanta el módulo de campanas que se construyó en el siglo XVIII, cubierto de teja vidriada a cuatro aguas, circundado por una baranda de forja. Es quizás esta la torre mas singular y bella de la ciudad.



Torre campanario de la Iglesia de San Nicolás de la Villa en Córdoba
La torre reproducida en el pabellón, sigue la misma composición que la original, alcanzando una altura de 15 metros, habiéndosele colocado los distintos elementos decorativos en escayola fijados con elementos metálicos, que produjeron su gradual desaparición, quedando en la actualidad fragmentos aislados. La torre a través del cuerpo de arranque se conformaba en un espacio abovedado que se comunicaba, a través de un hueco, con el gran salón de El remate de la torre lo constituye un cuerpo de 4,50 metros que simula un campanario, donde nunca se instaló campana alguna. recepciones.



La torre-alminar del Pabellón de Córdoba después de la restauración.
La Diputación cordobesa que se había encargado del amueblamiento de pabellón, encargó a la madrileña casa Crowner la realización del mobiliario de los salones, torre y vestíbulo en estilo califal, consistentes en mesas redondas y octogonales, divanes, banquetas y sillones. La casa M. Mateo realizó en el mismo estilo las diferentes lámparas que iluminaban los distintos salones y espacios expositivos del edificio.




Diseños de lámparas y mobiliario encargado por la Diputación de Córdoba para amueblar el pabellón. (Archivo Diputación de Córdoba)

También se colocaron una serie de paneles con los nombres de cordobeses ilustres de todos los tiempos hasta 1830, entre los que se incluían a Lucano, Abderraman III, Maimónides, Averroes, Juan de Mena Fernando de Córdoba el Gran Capitán, Hernando Colón y así hasta un total de 83 personajes seleccionados

Sala de Julio Romero de Torres. (Ilustración La Voz diario gráfico de información )

Al fondo de la entrada se ubicaba la sala destinada a mostrar las obras del insigne pintor cordobés Julio Romero de Torre, en la cual se expusieron una colección de veintiocho pinturas suyas, que fue decorada por su hermano Enrique con lujosas telas diseñadas en el taller veneciano de Fortuny. Estos cuadros trataba los de tema religioso, taurino, desnudos y sobre todo retratos, entre los que destacaban La Chiquita Piconera, que fue el último cuadro pintado por Romero de Torres, pintado expresamente para la Exposición Iberoamericana. Los de Marta ó Amparo, este último en un dibujo preparatorio fue usado por la revista Blanco y Negro para ilustrar el calendario de ese año de 1929, exhibiéndose el óleo por primera vez en la Exposición, sirvió como reclamo del Pabellón de Córdoba. Otros fueron Rivalidad, La nieta de la Trini, Gitana, Contrariedad, Naranjas y Limones, Muerte de Santa Inés, María de la O, y así hasta un total de treinta lienzos. Se quería dar una imagen de la ciudad con lo más típico de la misma a través de estos cuadros.

Salón central o de honor.

Se dio el caso que, poco después de inaugurarse el pabellón, el 10 de Mayo de 1930 falleció el pintor, su viuda e hijos tomaron la decisión de no vender ninguna de las obra del pintor, reuniéndolas en un museo dedicado a su memoria. Fue así como la familia donó al Ayuntamiento de Córdoba los lienzos que el artista había presentado en el Pabellón.

Se pudo admirar también, una importante muestra de obras de arte cedidas por el Museo, la Catedral y otras instituciones cordobesas, trasladándose al pabellón objetos representativos de la ciudad destacando piezas arqueológicas de época califal, del arte religiosos, orfebrería, artes decorativas, libros y documentos antiguos.

De las primeras de ellas se mostraron diferentes capiteles árabes en mármol labrado, asñi como tinajas con cenefas decorativas. Las obras religiosas fueron diferentes obras pictóricas de Pedro de Córdoba, Valdes Leal, Alejo Fernández, bajorrelieves de Juan de Córdoba, así mismo la Purísima de la Catedral; de orfebrería se exhibió la Custodia de plata de San Nicolás, que se instaló en el centro del salón de honor, el San Rafael de plata de Damián de Castro, la Concepción también de plata y una importante colección de obras de plata de la Catedral. Sobresalió entre estas piezas un relicario de plata de la Seo cordobesa, de estilo gótico mudéjar realizado en plata en la segunda mitad del siglo XV, además de frontales de plata, arañas y lámparas realizadas en este metal. 

Había también obras de artesanía de curtiduría y platería, como las colecciones de cueros y treinta y cinco aguamaniles de los siglos XV al XVIII del Marqués de Viana, así como jarrones de porcelana china.

Los documentos y libros antiguos procedían del Ayuntamiento, del Archivo de Protocolo y de colecciones particulares, los mas interesantes fueron un diploma en pergamino del Fuero de Córdoba en romance del siglo XII y un libro de actas capitulares del Concejo Municipal de Córdoba de 1493. 

Además del mobiliario adquirido exprofeso por la Diputación Provincial, para decorar el pabellón, piezas procedentes de diversas iglesias y de colecciones particulares fueron trasladadas al edificio principalmente cornucopias y pequeños objetos.

Una vez concluida la muestra, el edificio fue preservado de su derribo gracias a que tuvo un destino militar, como sede del Grupo de Automovilismo del II Cuerpo del Ejército “Sector Sur”. Pasados los años, el pabellón quedó en estado ruinoso, siendo derribado en la década de los años setenta del pasado siglo.

La torre es el único elemento que se salvó de este pabellón, encontrándose en un estado lamentable de conservación, hasta 1995 fecha en que fue profundamente restaurada por el arquitecto Juan Manuel Rojo Laguillo, consolidando todo el conjunto de la torre, evitando las perdidas por desprendimiento de distintos elementos ornamentales y fragmentos de cornisas. Actualmente está perfectamente integrada en el campus universitario de Reina Mercedes

Alguno de los lienzos de Julio Romero de Torres que fueron expuesto en el pabellón cordobés.


Amparo


La Niña de las uvas.


La Chiquita piconera

Marta
Dos hermanos argentino Leopoldo y Arturo Uriarte y Piñero, se encapricharon y adquirieron varios cuadros de Romero de Torres entre los que se encontraban Amparo y Rivalidad. La colección sería donada con posterioridad al Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, pero en 1991 los herederos de los Uriarte y Piñero recuperaron la obra que fueron subastadas.

A continuación de muestran una serie de imágenes, que se conservan en la Fototeca de la Universidad de Sevilla, con distintas obras artísticas que se expusieron en pabellón.

Bandeja de Plata del Marqués de Viana





Procedentes de la Catedral, Tablas con la Adoración y la Presentación.



La Asunción de la Virgen, de la Iglesia de Santiago


La Virgen con el niño, propiedad de la Duquesa viuda de Osuna.



Acto de inauguración

BIBLIOGRAFÍA
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- VIVIR EN SEVILLA, Nicolás Salas. Diario de Sevilla 28 de Marzo de 2004
- HISTORIA DE LA EXPOSICIÓN IBERO AMERICANA DE SEVILLA. Eduardo Rodríguez Bernal.
- FOTOTECA DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA.
- Archivo Municipal de Sevilla. Expediente Pabellón de Córdoba. Caja 87 (Rollo 713 (fotogramas  13 a 314)
- ARQUITECTURA DEL REGIONALISMO EN SEVILLA 1900 - 1935. Alberto Villar Movellán.
- Fondos de la Hemeroteca. Los Pabellones de la E.I.A. Villar Movellán
- CORDOBA Y LA EXPOSICION IBEROAMERICANA DE 1929. María Luisa Bellido Gant.
-La Casa de Córdoba en la Exposición de Sevilla. Andalucía Revista Ilustrada. 01 de enero de 1930.
-La Casa de Córdoba en la Exposición de Sevilla. La Voz diario gráfico de información. (varios números años 1929 y 1930)
- Julio Romero de Torres celebra en Sevilla una exposición. La Esfera. 17 de mayo de 1930
- La Exposición Ibero Americana. ABC de Sevilla 19 de Febrero de 1930 (Pabellón de Córdoba)
- Análisis comparativo de la aplicación de ambos sistemas al pabellón de Córdoba en la Exposición Ibero Americana de Sevilla de 1929 y a sus antecedentes arquitectónicos. J.M. Raya Urbano, J. Jose Montero Angel, J.J. Moyano Campos y D. Marín García. Revista APAREJADORES nº 47 Octubre-Diciembre 1995
- Servicio de recuperación de automóviles. ABC Sevilla 01 de Septiembre de 1939.
- Servicio de recuperación de automóviles del Ejército. Zona Sur. ABC Sevilla 26 de Enero de 1939.
- Incendio en el Sector Sur de la Exposición. ABC Sevilla 27 de Julio de 1939.